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Foto del escritorDra. Emma de Sosa

Educación

Una de las situaciones que más inquieta a esferas de gobierno educativas y por ende a maestros, directores y padres de familia, es la inminente encrucijada que tenemos frente a nosotros del retorno a clases presenciales o semi presenciales a corto o mediano plazo.


Es evidente que la educación virtual se ha convertido en un tema de discusión y hasta en un conflicto para muchos hoy día. Seamos padres, hermanos, tíos o abuelos, es una problemática que directa o indirectamente nos afectará a todos.


A mí no me preocupa, qué tanto aprende o no el niño, con los métodos virtuales. Tampoco me inquieta si se están preparando bien o mal para el futuro. ¿Saben lo que si me pone a meditar? Que estos niños que han tenido que ser estudiantes virtuales durante más de un año, ya, están perdiendo la relación física con sus amiguitos, el contacto con sus maestros; y por qué no decirlo, aún el derecho de pelearse por un juguete, y resolver una dificultad con sus compañeros.


La socialización es una necesidad primaria del ser humano, que se establece en los primeros años de la vida. Esto provee salud emocional y mental a los niños y jóvenes. Es visible el deseo de los pequeños de encontrarse con sus amiguitos.


Yo me pregunto honestamente, ¿cuál sería el riesgo real de exponer a los niños al re encuentro en las aulas de clases? Los estudios más recientes, realizados durante el año 2020 y parte del 2021, muestran con claridad que los niveles de contagio en niños y pre adolescentes son muy bajos. Dentro de estos, la gran mayoría son asintomáticos y los que han mostrado síntomas, estos son muy leves. La tasa de mortalidad es sumamente baja y casi nula.


Con temor a parecer demasiado fría, pero consciente de que tengo nietos en edad escolar, y conocedora de los pros y contras, me pregunto si realmente las autoridades de salud están tratando tanto de proteger el cuerpo de los chicos, que al final lo sobrepasan sin problema; pero ignorando toda la parte social, emocional, mental y espiritual de ellos, que si podría desencadenar problemas a corto, mediano y largo plazo en el desarrollo de la vida integral de estos muchachos.


Está muy fuerte en mi corazón, observar el desarrollo de la nueva generación de este tiempo, y es mi oración constante, que nuestro Buen Dios, sea Padre para ellos en todo momento, que se manifieste a sus vidas y sea propicio a ellos en medio de la etapa tan convulsionada que les está tocando vivir, donde necesitan como nunca las muestras afectivas de sus compañeros de lucha.


"Está muy fuerte en mi corazón, observar el desarrollo de la nueva generación de este tiempo"

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