En mi amado país, Honduras, tuvimos elecciones recientemente, donde se votó para elegir de forma democrática, al nuevo Presidente o poder Ejecutivo, los nuevos Diputados, quienes integran el poder Legislativo, y el nuevo Alcalde de nuestro Municipio, así como de cada uno en el país.
La atmósfera era incierta en los días previos a las elecciones, se preveía que podía ocurrir desorden, por lo que la Iglesia en pleno se dedicó a orar por la paz en todo el territorio. Creo que como nunca antes, clamó la Iglesia del Señor, sin importar denominación. Todos orábamos, sin importar el color o afiliación política, pues todos suplicábamos por la paz.
La Biblia dice en el libro de Daniel capítulo 2 y verso 21: “Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos”.
Definitivamente nuestro Dios tiene poder para poner y quitar, así como para gobernar. Sin embargo, creo que Dios dijo esto a través de la Biblia, en los tiempos en que el gobierno de Israel era Teocrático, es decir que era Dios quien decidía quiénes serían los gobernantes. Tal cual Dios lo determinaba, así era.
Democracia es una palabra de origen griego que fue acuñada por los atenienses para referirse a su forma de gobierno, instaurada en los últimos años del siglo VI a.C. En su etimología, significa gobierno “del pueblo” o “popular”. Desde que la Democracia comenzó a imperar en Grecia, por supuesto no podía existir la Teocracia al mismo tiempo.
Es de esperarse que, el pueblo va a responder para votar, según lo que están viviendo con el gobierno del momento. Cuando el pueblo es quien elige, obviamente será en base a lo que desea la mayoría. Dios respeta la decisión del pueblo, aunque Él no esté de acuerdo. Nuestras decisiones o elecciones, tendrán consecuencias positivas y/o negativas, las cuales nosotros todos vamos a experimentar, sin importar cuál haya sido nuestra elección particular.
Como hijos de Dios necesitamos entender que lo más importante es que Dios gobierne. Nuestro Señor está sentado en Su trono, de allí nadie lo puede mover, lo cual significa que, pase lo que pase, Dios sigue siendo Rey, y a Él nadie lo puede derrocar. Para los que amamos a Dios, todas las cosas nos ayudan a bien, aun las que parecen ser negativas. Nuestro Señor siempre sacará ventaja de absolutamente todo, para bendecirnos, si somos fieles y amamos Su Palabra. Los planes del Señor para con nosotros, son de bien y no de mal, son de paz, hasta darnos el fin que esperamos.
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